Paso de los Libertadores ( Chris) |
El apogeo colonial
Fundada en mil seiscientos tres bajo el nombre de Villa de Salinas del Río de Pisuergas,
Mizque nació “…como uno de los pueblos de avanzada de la frontera contra los
convirtió con el tiempo en Villa, a la que el fiscal de la Audiencia de Charcas, don
Francisco de Alfaro, bautizó definitivamente con el nombre de Mizque. En mil seiscientos
cinco se establecía el obispado de “San Lorenzo de la Barranca, llamado a veces
Mizque, por haber tenido su sede en esa ciudad. La jurisdicción de este obispado era
extensa, pues abarcaba los territorios de Moxos, Chiquitos, La Barranca, Mizque, los
yungas de Pocona y el valle de Cliza… Desde entonces los obispos de Santa Cruz
establecieron su sede en esa ciudad, casi por dos siglos.” (4)
Paralelamente, las fértiles tierras del valle fueron ocupadas rápidamente por hacendados
españoles para el cultivo de vid, maíz, trigo, diversas hortalizas, tubérculos, frutas y
la crianza de ganado vacuno, destinados a abastecer las crecientes necesidades de las
minas en Potosí, Porco, Chuquiago y Oruro. Rápidamente, la ciudad se llenó de
edificaciones y personas, llegando a tener más de quince mil habitantes. Muchas
familias adineradas de la época convirtieron el valle en su lugar de descanso y recreación,
construyendo lujosas casas y haciendas. Documentos históricos que describen estos
tiempos de bonanza y prosperidad, recuerdan que Mizque era conocida como la ciudad
de los “quinientos quintales” o “quinientos quitasoles”, una expresión que reflejaba
la concentración de la riqueza, por igual número de familias, y en directa alusión a las
sombrillas utilizadas por las damas más acomodadas para sus paseos diurnos. Hoy,
la plaza principal conserva un monumento que recuerda a estas ilustres señoras, que
además de los famosos quitasoles, llevan consigo vistosos racimos de uvas y
chirimoyas…
chiriguanos.”(3). Lo que al principio fue una simple fortaleza de carácter militar, se
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