Una herencia de costumbres y tradiciones
Durante la era republicana, Mizque continuó siendo un valle de importancia agrícola y vocación comercial, heredadas de su pasado señorial.
En la actualidad, su actividad económica principal sigue siendo la agricultura, orientada especialmente al cultivo de cereales, la explotación de la miel y la producción de quesos, muy reconocidos por su calidad y buen sabor.
Igualmente, posee una infraestructura básica de servicios para el turismo, pues la localidad siempre ha recibido un flujo de visitantes constante, especialmente desde otras áreas del departamento de Cochabamba.
Igualmente, posee una infraestructura básica de servicios para el turismo, pues la localidad siempre ha recibido un flujo de visitantes constante, especialmente desde otras áreas del departamento de Cochabamba.
A pesar de algunas construcciones recientes en sus alrededores, el pueblo conserva su encanto colonial seductor y apacible. Celebraciones como la Semana Santa, los Carnavales y el catorce de septiembre -aniversario departamental-, se viven intensa y bulliciosamente. Son oportunidades para observar actividades tan tradicionales
como las corridas de toros o las peleas de gallos, acompañadas por ferias de comidas con deliciosas especialidades vallunas. En estas fechas, el pueblo se llena de visitantes, que disfrutan de paseos a los lugares arqueológicos y excursiones al río Mizque,tradicional punto de encuentro, especialmente durante los calurosos veranos.
Mizque, junto a Totora y Aiquile, sufrió los efectos del terrible terremoto de mil novecientos noventa y ocho. A consecuencia del sismo, la torre de la iglesia de San
Sebastián -templo principal del pueblo-, se derrumbó y quedaron afectadas muchas de sus hermosas casonas coloniales. Gracias al compromiso de los mizqueños, estas
edificaciones fueron reparadas y la torre de la iglesia totalmente reconstruida a semejanza de la original.
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