Recorrer los ciento cincuenta kilómetros que separan a Mizque de la ciudad de Cochabamba es disfrutar de un trayecto único, con variados paisajes rurales y pueblos vallunos tan significativos como Punata, Cliza y Arani. Quedarás impresionado por la belleza del camino empedrado, bordeado de inmensos árboles; una reminiscencia de principios del siglo veinte, cuando valles como Mizque y Aiquile tenían una importancia fundamental para el comercio y abastecimiento agrícolas a los departamentos mineros del país.
Es recomendable que cuando pases por Arani —a unos sesenta kilómetros de Cochabamba—, te tomes unos minutos para visitar su hermosa parroquia, santuario de la Virgen La Bella Arani, una de las iglesias coloniales más antiguas del país, declarada Monumento Histórico de Bolivia. Allí está custodiado un hermoso retablo en madera de la Virgen María, traído directamente desde España por los conquistadores.
Unos veinticinco kilómetros antes de llegar a Mizque, en la localidad de K'uri, puedes hacer una segunda pausa en el viaje para visitar el denominado “Paso de los Libertadores”. Detente en el mirador, claramente señalizado a la vera del camino, desde donde se observa el monumento. Desde allí podrás tomar un bello sendero incaico para llegar hasta un imponente cañadón donde se alza este puente construido durante la colonia y que sigue siendo utilizado hasta nuestros días. El puente debe su denominación porque por allí cruzaron las huestes de Simón Bolívar durante la guerra de la Independencia. La pausa vale la pena, pues el entorno natural y los paisajes, especialmente durante el verano, son espectaculares.
Miel |
Este equilibrio climático y la presencia de varios ríos que riegan sus fértiles campos y flores seducen rápidamente al visitante y, de alguna manera, también explican el origen del nombre que lleva el valle: “Con respecto a la miel, silvestre sin duda, precisamente el nombre de Mizque (posiblemente puesto por los españoles, o ya antes por los conquistadores en quechua), deriva de mizqui, miel y dulce en lengua quechua; hoy mismo en toda la región abundan muchísimo las abejas silvestres que hacen sus nidos en la tierra, y los yacimientos arqueológicos de la zona están llenos de pozos hechos por los buscadores de miel; al principio los tomamos por pozos hechos por los buscadores de tesoros en las tumbas antiguas.” (1)
Enladera (Elmer Vega) |
Estas condiciones geográficas privilegiadas dan origen a otro de los atractivos más importantes del valle de Mizque, un extraordinario patrimonio arqueológico que refleja la interacción de muchos pueblos que desde la prehistoria, han definido la herencia cultural de la región.
“La zona de Mizque es muy rica en yacimientos arqueológicos… Se han encontrado allí una sucesión completa de las antiguas culturas con cerámica pintada, sucesión que es la más completa obtenida hasta hoy en Bolivia. El nivel más antiguo recibe el nombre de Cultura Sauces y es probable antecesora de la Cultura Condorhuasi del Noroeste argentino; un nivel intermedio, que llamamos Nazcoide (por presentar relaciones con Nazca)… La región fue conquistada más tarde por los Tiahuanacotas en el quinto período de esa civilización, conquista que no llegó a Chuquisaca.
Nos interesa el último período local anterior a la conquista Incaica. Los pueblos de Chuquisaca, libres de la conquista de Tiahuanaco, siguieron su evolución y, en base
principalmente a la Nazcoide, se transformaron en la Cultura Yampara… Todo esto nos muestra la existencia de una población local importante que existía allí en los tiempos en que se produjo la conquista Incaica de la región; población que pertenecía al conjunto cultural de los Yamparáes de Chuquisaca pero que tiene características propias, las cuales se encuentran en toda la mitad este del departamento de Cochabamba.”(2).
Las huellas de todas estas culturas precolombinas abundan en alrededores cercanos al poblado de Mizque. Uno de los yacimientos más importantes es el de Lakatambo-Sauces, también conocido como San Pedro, en la vía férrea hacia Aiquile, a tres kilómetros del pueblo. Allí, podrás observar restos de edificaciones incaicas y cerámicas correspondientes a las diversas culturas que ocuparon el valle. Otro paseo recomendable es el recorrido hasta el Parque Eco-Arqueológico Taboada,en la localidad del mismo nombre, a ocho kilómetros de Mizque, donde además de los restos de un misterioso coliseo, aún poco estudiado, podrás observar pinturas rupestres con figuras humanas bailando o realizando algún tipo de ritual religioso. El Museo Arqueológico y Antropológico de Mizque, en plena plaza principal, pone a tu disposición una completa colección de cerámicas, adornos, prendas y utensilios que
resumen, de manera muy didáctica, la rica tradición cultural de la región.
Citas
(1) y (2) Baptista Gumucio, Mariano. “Cochabamba, evocación y homenaje” en El
hombre y el paisaje de Bolivia. Biblioteca del Sesquicentenario, Editorial Los Amigos
del Libro. La Paz, Bolivia, 1975, página 252.
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